La codicia

A algunas personas no se les puede ayudar. Trate de imaginar a alguien que venga a usted tiritando de frío. Usted ofrece a la persona una manta caliente. A cambio de su bondad, al día siguiente, se le acusa de intentar quemarla. La persona consulta con abogados, demanda dinero, y toma su casa. Cuando haya terminado con esas tonterías, le invita a usted a tomar un café y dice, con toda seriedad, “¿Cuál es tu problema? Somos amigos.”

Esto es una exageración, pero hemos encontrado esta situación al menos una vez. Pues la manta es la amistad con confianza. La casa es la tranquilidad de espíritu, un trabajo, un amante o una idea.

Joachim Roncin experimentó ese problema. Cincuenta personas en Francia han solicitado la marca registrada de su logo “Je suis Charlie”.

¿Cómo se define la codicia? Para mí, es la obstinada negativa a amarse a sí mismo. No hay suficientes cosas para robar que llenará el hueco profundo dejado por este déficit trágico.